Los Otros de Ondarre son vinos que surgen de pequeños viñedos en Viana y sus alrededores y que son para nosotros auténticas joyas de la naturaleza. Destacan por su belleza, su historia, su reducido tamaño y la escasez de sus frutos. Hasta ahora su voz permanecía casi en silencio. Pero ha llegado el momento de conocer su propia vida. La vida de Los Otros.
LA ANTANILLA. VINO DE LUGAR.
Hay un lugar en Rioja, apenas transitado, donde la viña envejece sin prisa. El suelo es pobre, la vegetación espontánea crece libre, un cerezo solitario custodia el paisaje y solo el zumbido de las abejas rompe el silencio. Las cepas, plantadas al tresbolillo hace casi un siglo, siguen abiertas al sol, con brazos múltiples y un solo pulgar. Entre ellas brotan aún algunas variedades antiguas que se resisten al olvido.
Todo aquí exige paciencia: los racimos son pequeños, sueltos, de bayas esféricas y escasas que apenas llenan un cesto. Garnachas serenas, nacidas lejos del ruido. Cultivadas con respeto.
Hay vinos que solo pueden nacer en lugares así. Lugares que necesitan muy pocas palabras para contar lo que son. A veces basta con el zumbido de las abejas y la sombra de un cerezo. Solitario.
De camino a un cerro, hay un punto en el que comienza a intuirse lo que hay al otro lado.
Desde ese instante, el deseo ya no se limita a llegar arriba. A esos lugares en el paisaje se les llama… La Asomada.
Dos viñedos a gran altura, Cuenca y Valderroma, rondando los 700 metros, de suelos poco profundos y escasa fertilidad, se mostraban ante nosotros como un objeto de deseo. Todo lo que nos ofrecían nos hacía pensar en la necesidad de crear un vino que lo expresara.
Y sentimos la llamada de lo desconocido. Nunca antes habíamos elaborado un vino sin crianza en barrica, ni utilizando exclusivamente Tempranillo. No sabemos por tanto qué nos espera al otro lado, pero lo percibimos como algo maravilloso que nos invita a seguir.
Por eso, todo el mundo acelera el paso en La Asomada. Donde nadie se detiene.
Fue la primera en llegar y ha sido la primera en irse. La Última Viura procede de la viña de Jesús. Que ya no existe. Y una vez que ha salido de nuestra bodega la última botella, no podemos hacer otra cosa que mantener este espacio como homenaje a lo que nos regaló.
Hoy la viña de Jesús ya no existe. Tras ofrecernos un fruto espectacular desde hace casi 50 años, se encontraba ya al límite de su ciclo vital. Fueron años y años dándonos la mejor Viura, con rendimientos por debajo del 30% y adquiriendo poco a poco una madurez que íbamos trasladando a nuestros vinos.
Como despedida, y para agradecerle su buen servicio, pensamos en elaborar en su última campaña un vino para que su recuerdo se nos quedara fijado en la memoria.
El 11 de septiembre de 2019 vivimos la última vendimia de aquel viñedo. Ahora llega su legado de manos de un vino que para nosotros guarda la historia de todas y cada una de la uvas que aquella viña nos dio. De la primera a la última.
Hoy la viña de Jesús ya no existe. La Última Viura tampoco. Pero nos deja este regalo final a modo de una historia que merece ser contada. Y recordada.
Llevamos mucho tiempo descubriendo en Viana y sus alrededores pequeños viñedos que son
para nosotros la esencia misma de la naturaleza. Les llamamos joyas por su belleza, por su exclusividad, por lo reducido de su tamaño, por su escasez, por su simbolismo y significado, por su valor sentimental. Representan todo lo que amamos.
Ahora llega el momento de devolver parte de lo que nos dieron. Hasta hoy nos habían ofrecido uvas
espectaculares que contribuían junto a otras a elaborar vinos de gran calado y carácter. Y ha llegado la hora de que se expresen por sí mismas a través de vinos que nos salen del corazón. Algunos con carácter efímero y otros con el don de permanecer entre nosotros. Nunca se sabe.
El futuro de Los Otros está aún por escribir.